Por desgracia, la abundancia de información en la que vivimos hoy en día gracias a internet puede hacer mucho daño a ciertos productos, empresas o incluso personas. Todas ellas son susceptibles de recibir una cascada de valoraciones u opiniones sin fundamento alguno y que debido a la difusión de la misma por diferentes canales pueden acabar en un abrir y cerrar de ojos con cualquier branding o marca.
Los invernaderos de jardín son un foco más de esta desinformación y por ello os dejamos 10 mitos que no son reales:
1. Frutas y hortalizas pierden sabor
Este es el más gravoso de todos, ya que sucede todo lo contrario. Hablamos de tratar la tierra y su entorno con sumo cuidado, de controlar cada paso del crecimiento de los productos y supervisar sus respectivas fases. Con todo ello, se obtienen variedades del tomate de gran calidad como el tipo Raf o Cherry, pimientos dulces, calabacines o pepinos entre otros muchos.
Además, el sabor tiene su base de importancia en todo el proceso de siembra y cosecha, pero también en su fase de conservación y transporte. Todos los factores como luz, temperatura o humedad a la que se almacenan y a las que son expuestas las frutas y hortalizas influyen muchísimo en el sabor final de la pieza.
2. Crecimiento sintético
El cultivo de productos en invernadero no tiene por qué tener asociado un crecimiento artificial, al revés, se utilizan, controlan y transforman las diferentes fuerzas de la naturaleza para generar un ecosistema perfecto para tu fruto.
Salvo que utilices sistemas eléctricos para generar calor, la fuente principal será la luz solar que gracias al plástico protector potenciarás. El sistema de ventilación suele ser natural, generando una corriente abriendo las puertas del invernadero. Claro que es posible, que si intentas obtener productos fuera de temporada o en zonas muy extremas en cuanto a condiciones climáticas se requiera de sistemas artificiales para obtenerlos, pero en la gran mayoría de casos es la propia naturaleza la que ayuda a que la semilla germine y se coseche un producto de calidad.
3. La maduración
Puede que en el pasado sucediese, pero la tecnología ha avanzado en este aspecto y la cadena de transporte ya no es un medio de maduración sino de conservación de las propiedades para llegar al consumidor en las mejores condiciones y con el punto de maduración óptimo.
El sabor, es la propiedad más importante a la hora de vender tu producto y tanto si llega con exceso de maduración o defecto de ella se reducen las ventas. Los productores están al tanto de esta problemática, y saben en todo momento cuándo deben de realizar la cosecha para según que mercados y clientes.
4. Los productos son peores que los cultivados al aire libre
Esto no tiene ninguna base o fundamento. Existen una serie de normas o protocolos de buena práctica que se pueden aplicar independientemente de si se cultiva bajo invernadero o al aire libre.
Mercados y consumidores exigen calidad, por lo tanto, todo producto cultivado en invernadero si quiere ser comercializado con cierto éxito y beneficio debe tener un cuidado igual o mejor que el resto.
5. Se modifican genéticamente los productos
Las técnicas de cultivo son sumamente cuidadosas con el producto en sí, cuentan con un riguroso control sanitario. Se utiliza la misma semilla que en cualquier otra producción y ninguna de las técnicas son tan invasivas o invasoras como para modificar el “ADN” del fruto u hortaliza.
Si hay algo en lo que se preocupan los productores, es en que su variedad sea auténtica y cumpla el estándar de calidad.
6. Abuso en el uso de pesticidas
Existen dos formas de combatir plagas o enfermedades y ambas son necesarias para que el producto tenga una calidad superior. Estas técnicas son utilizadas de igual forma tanto si el cultivo es en invernadero como si es en exterior. Por un lado, se pueden utilizar fertilizantes o pesticidas, lo cual no es nocivo siempre y cuando se tenga un conocimiento en el uso de los mismos, pero es que tras esta técnica se encuentra un control exhaustivo de las autoridades sanitarias para aquellos que no han sabido hacerlo correctamente.
Por otro lado, el control biológico, o lo que es lo mismo, utilizar cierta fauna depredadora para combatir insectos o plagas. Es una técnica natural y respetuosa con el medio ambiente.
7. Mano de obra ilegal
La excepción no marca la realidad, está claro que todo sector tiene su economía sumergida y el objetivo principal es eliminar y acabar con ella por el bien de la agricultura y como no de las personas que están en condiciones muy desfavorables con contratos basura.
La realidad es que el sector de la plantación en invernaderos cuenta con casi 50.000 empleos directos y más de 100.000 indirectos.
8. Contaminación de residuos
Solo hay un dato que consultar para desmitificar esta afirmación, la huella de carbono por kilogramo de producto que se produce. Y esta, es mucho más baja en comparativa al resto de prácticas y métodos de producción.
Como dato, debemos mostrar que en España el sector de la agricultura únicamente genera el 7% de los residuos plásticos, muy por debajo de los envases domésticos (30%), el envase industrial (19%), la construcción (11%) o la automoción (9%).
Además, la gran mayoría de plásticos utilizados tanto si son cubiertas de invernaderos como si son para plantar (plásticos acolchados) son fabricados a base de reciclaje.
9. Contaminación visual
El impacto medioambiental que tiene un invernadero frente al beneficio de obtener productos naturales de gran calidad no representa un riesgo a tener en cuenta. Cada vez son más los que se apuntan al cultivo urbano y tienen su pequeño invernadero en casa o en su finca, lo cual es totalmente sano, sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Para las grandes empresas que cultivan por volumen no debería de generar un mayor problema, al igual que existen polígonos industriales, o explotaciones agrícolas extensivas, se puede crear una zona de invernaderos para obtener productos que toda persona necesita consumir en su dieta. Creo que vale la pena siempre y cuando sean respetuosos con su entorno.
10. Riego descontrolado
Al contrario de lo que se piensa, la gran mayoría de cultivos son muy sensibles a los encharcamientos o inundaciones. Por lo tanto, se requiere de un sistema de riego por goteo o programado para aportar el nivel hídrico adecuado a sus plantas.
Se consume lo justo y necesario, ni más ni menos, ya que un exceso o defecto llevaría al traste toda tu producción.